3 de agosto
Temperatura al
amanecer: 4º C
Ayer a última hora
vimos asomar por las montañas un frente nuboso, y la previsión se ha cumplido:
las nubes están tan bajas que casi no se ve la otra orilla del lago. Con tan
mal tiempo reinante, me doy cuenta de que el día de ayer fue un extraordinario
regalo que nos ha hecho apreciar la inmensa belleza de este sitio.
Desandamos camino,
cruzamos la atestada Queenstown y entramos por tercera vez en nuestra querida
gasolinera. El espacio es más bien escaso, y cuando el conductor de reparto me
pide que me quite para que aparque él le muestro la manguera, y entonces se
lleva el camión y lo encaja un poco más allá.
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Kawarau Gorge |
Cruzamos de nuevo
Frankton y pasamos, también por enésima vez, frente a una sede de la curiosa Impact Church. Durante el viaje hemos
visto todo un repertorio de iglesias evangélicas, anglicanas, presbiterianas,
baptistas y metodistas, pero el nombre de esta se lleva la palma. Enfilamos la SH 6 y, de nuevo por Kawarau
Bridge, serpenteamos por las gargantas que abre dicho río. Vamos camino de
Wanaka. Existen dos carreteras para llegar a esta localidad: una, la que
traemos; la otra es la Crown Range Road, que pasa por ser la más alta de
Nueva Zelanda y que tenemos en la lista de rutas prohibidas para nuestra ac. De
todos modos, con tanto frío y hielo no me hubiera atrevido.
Nos aproximamos a
Cromwell, donde compramos naranjas, que aquí es la época. En los alrededores de
Queenstown observamos numerosas bodegas, algo que nos sorprendió porque el
clima y la orografía no parecían prestarse al cultivo de la vid. Ahora, sin
embargo, mientras recorremos el valle paralelo al Lake Dunstan vemos hectáreas y hectáreas cubiertas de cepas.
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Museo Nacional del Transporte |
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Museo Nacional del Transporte |
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Museo Nacional del Transporte |
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Algunos de los coches retrotraen a la infancia |
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Demasiado género para tan poco espacio |
Wanaka tiene poco
más de siete mil habitantes y cuenta, como muchas otras localidades de aquí,
con aeropuerto (nada de aeródromo, 1.200 metros de pista asfaltada). Al lado de
este se encuentra el Museo Nacional delTransporte y del Juguete. Comemos en el aparcamiento y a continuación
entramos. En rigor, no se trata de un museo sino de una colección particular
que al dueño se le fue de las manos. Este hombre, ya fallecido, consiguió a los
diecisiete años su primer Ford T, lo
que demuestra que hay vocaciones que apuntan bien temprano. Los juguetes ocupan
una nave, y luego hay otras cos atiborradas hasta lo imposible de vehículos:
coches antiguos, sobre todo, pero también aviones y hasta un tanque. Resulta
interesante, pero da un poco la impresión de amazacotado trastero.
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Incluso vehículos de reparto de cerveza |
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¿Cuánto gastará este? |
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El último grito: coche forrado de terciopelo |
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Estas planchas también viajan directamente desde la infancia |
Concluimos la visita
y seguimos camino. Esta mañana he visto las previsiones del tiempo y son
inquietantes: seis bajo cero de mínima para Queenstown y Wanaka. Nos da miedo
de que cierren el Haast Pass, así que
vamos a intentar cruzar hoy.
Wanaka ni la vemos,
pues queda a la izquierda por un desvío. Comenzamos un recorrido de gran
soledad, primero por la orilla del Lago Hawea y a continuación por la del Lago
Wanaka. Justo en este punto, denominado The
Neck, estuvo la carretera cortada hace varios días por desprendimientos.
Por fortuna, ya la han abierto.
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Lago Hawea |
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Lago Hawea |
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Lago Wanaka |
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Lago Wanaka |
Remontamos el río
Makarora buscando el Paso Haast. Este tiene una altitud de 564 metros sobre el
nivel del mar, que para nuestros estándares puede considerarse ridícula. Sin
embargo aquí, a la misma latitud pero con condiciones climáticas muy
diferentes, representa todo un reto (por aquí no hubo carretera hasta 1966). En
cuanto empezamos a ascender, aparecen manchas de nieve a los lados del asfalto
que poco a poco se van transformando en un manto espeso y consistente, roto
solo por la corriente del río y el negro de las coníferas. A lo largo de la
subida hay varias rutas a pie señalizadas que sin duda conducirán a paisajes de
ensueño, pero me temo que hoy no podrá ser. En lugar de eso, espiamos
ansiosamente el tráfico que viene de frente para ver si la vía está expedita, y
cuanto mayor es el vehículo con el que nos cruzamos más contentos nos ponemos.
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Camino del Paso Haast |
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One Lane Bridge nevado |
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Makarora River |
Acometemos las
últimas rampas un poco asustados; de los árboles se desprenden cúmulos de nieve
que impactan sordamente contra el parabrisas. De repente la carretera se tuerce
hacia abajo, y junto al montón de nieve apartado por la barrenieves está el
cartel anunciador del Paso y el límite territorial de Otago con la
West Coast. Hemos ganado.
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Gates of Haast |
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Thunder Creek Falls |
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Thunder Creek Falls |
El descenso lo
hacemos más relajados, y ahora quienes se ponen contentos son los que vienen de
frente. Paramos en el puente denominado Gates
of Haast, que cruza una formidable garganta, y también un poco más abajo en
las Thunder Creek Falls (video), que sí
visitamos. Consultado Campermate,
este nos dice que unos kilómetros más allá está el Pleasant Flat Campsite,
perteneciente al DOC. Entramos para ver. Es un sitio absolutamente virgen (y
sin cobertura de móvil). De nuevo aparece la similitud con Canadá, sobre todo
porque hay allí, acoplada a un pick-up, una caravana enorme; me pregunto cómo
pasarán con esto por los One Lane Bridge.
Como tienen generador portátil, nos ponemos lo más lejos posible. Luego llega
una capuchina. Por mi parte relleno el formulario, meto los quince dólares en
la bolsita, esta en la hucha de la recaudación y a dormir.
Kilómetros etapa: 230
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