DÍA 14
Ayer preferimos no quedarnos en Warrnambool, así que toca desandar
los 15 kilómetros de carretera me hay hasta Tower Hill Wildlife
Reserve, un parque natural situado en un antiguo volcán. La
estructura geológica mide uno 3 kilómetros de diámetro, y dentro
de ella hay un lago, y en el lago una isla. Hasta los años 60 del
siglo pasado el lugar sufrió un proceso de degradación, pero a
partir de esa década se iniciaron los trabajos de reforestación, y
veinte años más tarde fue repoblado con fauna autóctona.
Las paredes del volcán |
La isla cuenta con una carretera de entrada y otra de salida, de modo
que no tiene pérdida. Nada más aparcar en el centro de visitantes
se nos acercan un par de emús. No son muy insistentes, pero merodean
de modo discreto, por si cae algo.
Los emúes |
Los canguros |
Los senderos, aunque señalizados, se encuentran en obras, de manera
que acabamos haciendo una ruta al revés de como está marcada. Como
hay poquísima gente, pues da igual. Nada más empezar nos topamos
con unos canguros, bastante acostumbrados por cierto a los humanos.
También nos encontramos con un grupo de preescolar y sus dos
maestras. Todos llevan chalecos amarillos de alta visibilidad, por si
las moscas.
Lago secundario |
Panorama desde lo alto |
Llegamos al punto más alto del recorrido, desde donde se contempla el lago y, algo más lejos, el mar. Desde allí regresamos al aparcamiento, y estamos a punto de irnos cuando veo a una pareja con cámara y prismáticos enfocando hacia arriba. No lo dudo: detengo el vehículo, nos bajamos y allí, sobre nuestras cabezas, duerme su dulce siesta un koala.
Tower Hill visto desde el perímetro exterior |
Nuestro segundo destino del día se encuentra 68 kilómetros hacia el interior: es el Budj Bim National Park, llamado por los europeos Mount Eccles. Se trata de un lugar de gran importancia cultural para el pueblo gunditjmara, que desarrolló un sistema de acuicultura que les permitió una residencia semipermanente durante más de 30.000 años. El lugar es gestionado conjuntamente por Victoria Parks y una asociación aborigen local, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2019.
El centro de interpretación se halla cerrado a cal y canto, y no se divisa a nadie por los alrededores. Frente a él, dos mástiles: en el primero luce flamante sus colores -negro, rojo, amarillo- una bandera aborigen. En el segundo, otra australiana desteñida y rota. No puede haber mejor metáfora de lo que debe pensar esta gente acerca de todo lo que les hicieron los europeos, y que hoy encajaría fácilmente en la categoría de genocidio:
1. Masacres de indígenas por parte de los colonos, la policía estatal y las milicias.
2. Campañas de dispersión y desplazamiento como consecuencia de la usurpación de tierras: los europeos se quedaban con las más fértiles y empujaban a los aborígenes a las zonas desérticas.
3. Alejamiento forzoso de niños indígenas de sus familias y su internamiento en misiones o adopción forzosa por familias blancas (las «Generaciones Robadas»). Dicha práctica tuvo lugar entre 1905 y 1970 con la intención de asimilarlos a la raza blanca. y desalentar las lenguas y culturas indígenas.
4. Políticas de asimilación: en muchas escuelas, los niños eran castigados por hablar su lengua materna. Se impusieron además restricciones adicionales al movimiento, el matrimonio, el empleo y la celebración de ceremonias y el uso sistemas legales tradicionales.
Todas estas prácticas suponen la parte más negra de la historia reciente de Australia, por mucho que, desde 1998, se haya reconocido oficialmente los daños causados a los australianos indígenas y se conmemore el Día Nacional del Perdón el 26 de mayo.
De alguna manera este lugar, ahora desierto, parece resucitar ese
inmenso dolor subterráneo y latente.
El tubo de lava |
Hay una ruta señalizada que nos lleva primero a un antiguo túnel de
lava (si no te lo dicen, parecería una cueva) y luego sube hasta el
Lago Sorpresa, que no es otra cosa que el cráter inundado del
volcán, cuyo perímetro es posible circunvalar. Los cercados de
espino que protegen los campos de cultivo llegan hasta el borde mismo
del lugar sagrado, evidenciando todo lo referido anteriormente.
El Lake Surprise |
Sorprende el intenso color rojizo del agua, que al parecer varía en función de las algas y los sedimentos. Vamos contorneando hasta que finalmente llegamos al Budj Bim, que significa Cabeza Alta, y que representa la creencia del pueblo Gunditjmara, según la cual fue durante la última gran erupción del volcán -hace entre 30.000 y 39.000 años- cuando el Creador Ancestral se reveló, arrojando lava a lo largo de una distancia de más de 50 kilómetros al oeste y al sur en dirección al mar y alterando drásticamente los cursos de agua y los humedales de la zona.
Regresamos a la auto con una mezcla encontrada de sentimientos.
Tarde de viaje hasta Mount Gambier donde, para variar, también hay un volcán, que visitaremos mañana.
Distancia parcial: 220 km.
Distancia total: 2.101 km
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