DÍA 22
Toca aprovechar el día, así que tempranito y sin despedirnos
salimos a la carretera y en 80 kilómetros nos plantamos en Yulara,
que es el resort montado en 2006 al rebufo de Uluru, y que
además de cámping cuenta con hoteles y varios complejos de
apartamentos. La parcela nos parece cara y cuesta un poco dar con
ella. Una vez localizada, salimos cagando leches (es la emoción,
discúlpeseme lo abrupto del lenguaje).
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Por fin, Uluru |
Uluru se encuentra a 20 kilómetros de Yulara, dentro del parque
nacional Uluru-Kata Tjuta, y para acceder es preciso pagar
religiosamente. Nosotros hemos sacado por Internet la entrada para
dos días, y la llevamos en el móvil. Enseguida vemos en la
distancia ese, como diría Gerardo Diego, prodigio isleño: se
trata de unos de los monolitos más grandes del mundo: 348 metros
emergidos y 2,5 kilómetros bajo tierra. Su perímetro es de 9,4
kilómetros, aunque si lo contorneas por el sendero autorizado la
vuelta son algo más de 12 kilómetros. Si tuviera que describirlo de
alguna forma, desde arriba parece la garra de algún animal, con los
gigantescos dedos clavados en la tierra, apuntando hacia el sur.
Dejamos la auto en el aparcamiento, bastante concurrido por cierto.
Mucha gente se acerca a ver la roca y sacarse selfies, pero muy pocos
los que se animan a darle la vuelta, al menos caminando. La piedra no
es compacta, sino que su base cuenta con un sinfín de recovecos, en
algunas de los cuales se almacena el agua que cae desde arriba. Mi
pregunta: si es una sola roca compacta, ¿cómo pueden brotar de ella
manantiales? Con razón los nativos la consideran un sitio mágico y
sagrado, uno se esos de lugares que invitan a la meditación y el
silencio, aunque solo sea por las miles de generaciones que han
pasado por aquí.
Nos entretenemos mucho con todas estas particularidades al principio de la ruta, lo que hará que luego se nos vuelva pesada, sobre todo cuando levante el sol y lleguemos a la cara sur, que además es donde el camino se aleja más de la piedra. Según la previsión meteorológica, hoy no pasaremos de 23 grados, pero la sensación de calor es mucho mayor, supongo que por la radiación que refractan la piedra y la arena. Colocados estratégicamente hay sombrajos provistos de teléfono de emergencias, por si a alguien le da un jamacuco. Precisamente en uno de ellos nos encontramos con un grupo que realiza su particular tour en segway. Menos mal que veníamos avisados.
La roca no solo varía de color según la hora del día, sino también
de forma según desde el ángulo que la contemples: en ocasiones
parece una descomunal nave extraterrestre; en otras, un dormido
animal prehistórico. Al parecer, hace varias eras, el suelo de
Australia estaba aun por encima de Uluru. Como estaba constituido por
materiales muy blandos, la erosión los fue puliendo y rellenando con
el sobrante valles y barrancas, lo cual explica por qué hoy en día
este es un continente tan sobrecogedoramente llano.
El sol empieza a bajar, y la cara oeste se hace más llevadera, pues
pasamos por sitios de sombra. Pero estamos hechos polvo, y
prácticamente nos hemos quedado sin agua. Al llegar de nuevo al
aparcamiento descubrimos la senda por donde se ascendía al monolito,
hasta que lo prohibieron en 2019. En mi caso creo que subir habría
subido, el problema habría sido para bajar: la visión de la roca
pelada, donde no hay agarradero posible y parece que si tropiezas o
caes vas a llegar hasta el fondo, me nubla el entendimiento. Todavía
conservo el aterrador recuerdo de cuando, en Gredos, me quedé
paralizado caminando sobre un bolo de granito del tamaño de un
asteroide y de donde creo que no hubiera sido capaz salir si mis
compañeros de excursión no me hubieran tranquilizado y dado
instrucciones.
Antes de irnos al cámping queda el penúltimo acto: a tres kilómetros de la roca se encuentra el Uluṟu Coach Sunset Viewing Area que, como es lógico, a esta hora se encuentra abarrotado: gente con cámaras, con telescopios, subidos a los coches... Todos en un silencio expectante contemplando el milagro diario del sol poniéndose sobre Uluru.
Distancia parcial: 135 km.
Distancia total: 4.250 km.
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