martes, 29 de agosto de 2023

22 de julio, día 9.

Seguimos hacia el sur y bordeamos el río North Thomson hasta Kamloops. De esta ciudad sorprende -como todas en Canadá, supongo- su enorme extensión, pese a contar solo con 90.000 habitantes. Nada más llegar percibimos el intenso calor.

El parar aquí tiene dos propósitos: el primero, que es comprar una segunda tarjeta SIM, lo resolvemos enseguida. El segundo, hacer la compra, no tanto. Todo empieza porque elijo un híper de la cadena Costco, y el motivo es puramente cinematográfico: de esta franquicia solo había oído hablar en la película Idiocracia, y durante mucho tiempo creí que se trataba de una invención de los guionistas: el cinturón de chabolas apiñado alrededor, el rebaño de cabras, el avión estrellado en la sala de ventas... Aquí es donde Joe Bauers, el hombre del pasado, descubre que Costco tiene incluso Universidad, y le dice a su abogado, Frito Pendejo:

- No puedo creer que te hayas licenciado aquí.

- Sí -responde Frito orgulloso-; al principio yo tampoco me lo creía.

Pues bien, cuando entro sufro una especie de Síndrome de Stendhal inverso: no sé si es la ingente multitud que pulula por los pasillos, o el aspecto de caótico y desangelado almacén, o la incomprensible distribución de los productos (el que vendan absolutamente de todo tampoco facilita las cosas). El caso es que me paso más de una hora dando vueltas. Para colmo, me roban el carro y tengo que salir a por otro. Viendo que me va a resultar imposible encontrar todo lo que necesito, selecciono lo más esencial y voy para las cajas. Allí me preguntan si soy cliente habitual. Evidentemente, no, a lo que me replican que es condición indispensable si comprar allí. Inquiero si es posible registrarse, y responden que sin ningún problema, previo pago de 60 dólares anuales.

"¡Bienvenidos a Costco. Os quiero!"

Vuelvo a la autocaravana de vacío y con un cabreo de mil pares de narices. Cruzamos la ciudad en busca del Walmart, pero en esto ya se ha hecho la hora de comer, así que la compra tendrá que esperar. Dos horas más de súper (porque además de la comida tengo que buscar pastillas para del depósito de negras y una tostadora, pues la que venía con la auto se ha roto). Entretanto, y a juzgar por el humo que amenaza con cubrir la ciudad, hacia el este se ha desatado un apocalíptico incendio.

Incendio cerca de Kamloops

Por lo que a nosotros respecta, salimos hacia el oeste por la nacional 1. A medida de el paisaje avanza, nos damos cuenta de que lo árido de esta región no tiene nada que ver con la idea que uno trae de Canadá. Si unimos esto a las frecuentes referencias que encontramos al Gold Rush, o fiebre del oro que sacudió esta zona a mediados del siglo XIX, hará que nos sintamos más en el Salvaje Oeste que en la Columbia Británica. Tras un corto tramo por la carretera 97, entramos en la 99. Nos topamos de nuevo con el río Fraser, que conocimos a los pies del monte Robson. Resulta curioso el devenir de este río, el más largo de la Columbia Británica: primero va hacia el norte nada menos que hasta Prince George; allí vira hacia el sur como una piedra y va derechito a desembocar en Vancouver, 1.375 kilómetros después de su nacimiento.

El paisaje se vuelve por momentos montañoso, desértico y extraño, como si estuviéramos en Arizona o Nuevo México. Al llegar a Fountain Valley cruzamos varias reservas indias. De hecho, Lilloooet es una de las comunidades más meridionales de América del Norte donde los pueblos indígenas constituyen la mayoría de la población.

Antes de llegar, nos damos de narices con nuestro primer incendio. Para nosotros no supone peligro, porque lo que está ardiendo es la parte alta de una montaña. Pero el lugar parece tan sumamente inaccesible que me pregunto cómo harán para intentar apagarlo.

Y por fin llegamos a Lilloooet, ubicada en la orilla occidental del río Fraser. Sin embargo, no nos detenemos porque la zona de acampada que buscamos, el B C Hydro Seton Lake Campsite, cae unos kilómetros más allá Se trata de un lugar gratuito, cortesía de la empresa que gestiona una presa hidroeléctrica cercana. Las parcelas están todas ocupadas, pero eso no es problema porque en el centro hay una explanada enorme donde nadie nos pone pegas para quedarnos. El lugar, rodeado de montañas, es muy bonito y muy salvaje.

Hydro Seton Lake Campsite

Antes de que oscurezca del todo, un helicóptero antiincendios (o varios) pasan varias veces sobre nosotros.


Distancia parcial: 340 kilómetros.

Distancia total: 1.458 kilómetros.


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