lunes, 28 de agosto de 2023

21 de julio, día 8.

El camping donde hemos dormido esta noche, el Robson Meadows Campground, tiene una curiosa forma tan atípica en espiral que solo se me ocurre que guarde alguna relación simbólica con el nombre original del Monte Robson.

Seguimos la carretera 16 hasta Tête Jaune Cache y aquí nos desviamos hacia el sur por la 5. De inmediato se advierte un cambio respecto a lo ya recorrido en el sentido de que hay más presencia humana, ganado, campos de cultivo, poblaciones... Precisamente es al cruzar una de estas cuando ocurre el primer -y, por fortuna, único- encuentro con la Ley. Voy conduciendo tranquilamente cuando miro por el retrovisor y veo un coche de la poli con las luces destellantes y la sirena reglamentaria. Como en las películas me arrimo al arcén, bajo la ventanilla y coloco las manos sobre el volante. Como en las películas, se acerca el sheriff, me observa apreciativamente y explica que me ha parado porque en he pisado la línea continua en TRES ocasiones. La verdad es que me cuesta creerlo porque la línea central cuenta con bandas sonoras que en ningún momento he oído, pero me cuido muy mucho de expresarlo. Sí es posible, en cambio, que debido a la inercia de este enorme vehículo me haya visto dar algún ligero bandazo. Entonces pregunta que de dónde venimos y que cuántos días llevo conduciendo el vehículo. Contestamos al unísono que una semana. Nuestras respuestas deben de parecerles coherentes, al menos lo bastante como para descartar que el conductor (yo) vaya borracho. Justifica el que nos haya parado porque es su trabajo. Y, claro, si detecta alguna anomalía... Supongo que es lo más parecido a una disculpa que puede expresar un poli. Inquiere dónde vamos, y se sorprende cuando le decimos que a Vancouver: “It' s a long trip”, exclama. Finalmente nos desea buen viaje.

A partir de este momento me esmero en conducir lo más recto posible. Sin embargo, el camino se vuelve pesado debido a la gran cantidad de obras que encontramos, todas con su semáforo de paso alterno. Sorprende encontrar, pertrechadas con casco y chaleco de alta visibilidad, a mujeres, porque en España las obras de carretera son todavía un trabajo netamente masculino. 125 kilómetros desde la salida y paramos en Blue River a echar gasolina (así es como descubrimos que en British Columbia esta cuesta unos 50 centavos más por litro que en Alberta). Después entro en el pueblo (por llamarlo de alguna forma) y me acerco a una licorería, transformada por sus propietarios hindús en una tienda de conveniencia donde incluso venden fruta y verdura. Por eso, aparte de las cervezas, salgo de allí con las pastillas para lavadora que vamos a necesitar esta tarde.


Cien kilómetros más y llegamos a Clearwater. Aquí nos desviamos de la carretera principal para dirigirnos al Wells Gray Provincial Park, que esperamos encontrar menos concurrido que las Rocosas. Nuestra primera parada es Spahats Creek Falls, una cascada de 75 metros de altura, a través de la cual el arroyo homónimo cae al río Clearwater. Por cierto, spahats es el término utilizado por las Primeras Naciones para designar al oso.

Spahats Creek Falls

Hace tanto o más calor que ayer, y durante la comida no queda otra que encender el generador para tener aire acondicionado. Nos da un poco de apuro, pero no parece que molestemos a nadie.

Río Murtle

La siguiente catarata es la Moul Falls, pero para llegar a ella es preciso caminar cuatro kilómetros ida y vuelta, así que preferimos descartarla y seguir otros 25 kilómetros hasta Helmcken Falls, sin duda la más espectacular: 141 metros de caída (no lo parece), la cuarta catarata más alta de Canadá. De hecho, su protección fue una de las razones por las que se creó el Parque Provincial Wells Gray en 1939. En invierno se forma en su base un cono de hielo de hasta 50 metros de altura. Aquí también se encuentran algunas de las escaladas de hielo con mayor nivel del mundo.

Helmcken Falls

Cañón de las Helmcken Falls

Cono de hielo en las Helmcken Falls. Fuente: Wikipedia



La cascada y el lugar emboban. Las condiciones meteorológicas son propicias para el dron, pero no sé si aquí estará permitido o no. Bordeando el acantilado en busca de un lugar propicio, me cruzo con una familia; el padre tiene en las manos el inconfundible mando del DJI. Me siento identificado porque, al igual que yo, este hombre busca sitios discretos para volar sin molestar y sin ser molestado. Vuelvo corriendo a la autocaravana y, pertrechado del dron y de loción antimosquitos, doy con una plataforma de despegue adecuada. Tengo además la inmensa suerte de que sale el sol y, con él, un arcoiris en la cascada. El vídeo se puede ver aquí.

Una vez desahogada la pasión voladora, regresamos sobre nuestros pasos hasta el Wells Gray Golf & RV Resort, donde hemos reservado sitio para esta noche. Se trata de un camping privado, junto a un ríachuelo. Aquí estamos todos muy juntitos, y no disponemos del enorme espacio que teníamos en los parques nacionales, pero luz y agua sí que hay.

Antes del descanso, lavadora. La cuerda para la colada la ponemos entre un árbol y el brazo del toldo, pero el peso de la ropa húmeda es tal que tememos averiar el brazo plegable, así que no queda otra que recogerla y tenderla como podemos en el interior del vehículo, lo que nos trae recuerdos de Tromso y el viaje iniciático a Cabo Norte, hace eones.


Distancia parcial: 292 kilómetros.

Distancia total: 1.118 kilómetros.



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